Estudiantes y profesores de la UdeG participan en el webinar “Jóvenes y covid-19”
Si bien la emergencia sanitaria por covid-19 ha sacudido a los jóvenes, por la incertidumbre, estrés y angustia que les genera un abrupto cambio de rutinas, al mismo tiempo abre la oportunidad para que desarrollen el pensamiento creativo y adquieran nuevas habilidades y conocimientos para enfrentar el mundo que viene tras la pandemia.
Así lo señalaron estudiantes y profesores que participaron en el webinar “COVID-19 y juventud: redefiniendo el presente y el futuro”, organizado por la Universidad de Guadalajara (UdeG), moderado por la periodista Ivabelle Arroyo y transmitido por las redes sociales de esta Casa de Estudio, Radio UdeG y Canal 44.
En este ejercicio se propusieron varias estrategias para que los jóvenes aprovechen esta época de incertidumbre, como aprendizaje de idiomas, software, trabajos manuales, manejo de emociones y expresión oral, entre otras.
Arturo Villa, sociólogo y profesor de la UdeG, explicó que la pandemia no ha afectado a todos de la misma forma. Algunos grupos vulnerables económicamente quedaron aún más desprotegidos, y las relaciones sociales se han interrumpido. Los jóvenes son de los sectores más afectados, pues hay un fuerte encontronazo entre sus expectativas para el futuro inmediato y lo que realmente nos ofrece una sociedad debilitada por la pandemia, lo cual genera mucho estrés, angustia y frustración.
“Hay quienes, incluso, creen que no vale la pena el esfuerzo de seguir en la universidad, y otros han pensado en desertar o reprobar las materias porque ven su vida amenazada en términos de subsistencia, o de temas laborales y proyectos de vida. Esto implica abandonar las metas que habían establecido, ante la reducción de las expectativas que aspiraban a llegar”, reflexionó el académico.
Liliana Raquel Medina Bustos, estudiante de la licenciatura en Administración Gubernamental y Políticas Públicas, del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), explicó que a partir del 13 de marzo su vida y la de sus compañeros dio un giro de 180 grados.
“Las clases en línea representaron un desafío enorme. Cientos de alumnos no contaban con la tecnología necesaria, tenían mala señal o el Internet los “botaba” de las clases en línea. En algunas zonas no llegaba la conectividad, o no teníamos espacios adecuados para trabajar. Teníamos mucha distracción en casa. Vamos a mitad de carrera o terminando, y no tenemos seguridad de si vamos a realizar prácticas profesionales o si tendremos futuro en una carrera. Los pensamientos de depresión no dejan de estar presentes. Algunos han pensado en desertar”, explicó.
Estela Zúñiga, estudiante del Módulo Arenal de la Preparatoria de Amatitán, indicó que ha pasado días confusos, con emociones encontradas y cambios como la migración a la educación virtual y el aislamiento.
“En la prepa no teníamos tanto la costumbre del uso de estas tecnologías de la información como en la universidad; ya aprendimos a usar Classroom y Meet; es una realidad que muchos no vivíamos y me parece sorprendente. También es un hecho que la inestabilidad económica afectó a muchas personas, pero yo llamaría a no menospreciar el potencial de los jóvenes y a dejar de pensar que somos apáticos”, declaró Zúñiga.
Miguel Díaz, estudiante del último semestre de la licenciatura en Relaciones Internacionales, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), relató que el 13 de marzo, cuando le notificaron que habría una suspensión indefinida de actividades presenciales, jamás imaginó que era el último día que estaría en su escuela, pues es su último semestre.
“Formamos parte de procesos más grandes que nuestras propias vidas. Y las decisiones que tomamos, desde la forma en que vestimos, si nos paramos de la cama, los horarios que tenemos, usar o no cubrebocas, todas esas cosas van a forjar los mundos del mañana. La historia nos ha abierto una ventana para volvernos agentes de cambio del mundo, para imaginar los mundos futuros”, dijo Díaz.
El neurocoach Moisés Contreras explicó que el cerebro siempre se va a adaptar a cualquier circunstancia, pero existen dos formas de hacerlo: la creativa y la borreguil. La primera tiene que ver con la persona que es consciente de lo que está pasando y, por ello, utiliza esa circunstancia para desarrollar nuevas habilidades y competencias, para priorizar y desarrollar cosas de mayor valor. Los otros, en cambio, están pasivos, reniegan de todo, no se mueven y no generan actividades de valor; se enojan con otros esperando que alguien más lo resuelva.
“El mundo se abrirá a los jóvenes dinámicos y se les va a cerrar a los pasivos. Pasemos a la creatividad, innovación y búsqueda de soluciones en un mundo que nos invitó a movernos”, recalcó el especialista.
Recomendó a los jóvenes aprovechar el tiempo en desarrollar competencias duras y blandas. Las duras tienen que ver con manejo de Excel, programación, idiomas, conocimiento contable financiero, carpintería, aluminio, soldadura, maquinaria. Y las blandas, aunque nadie las ve, son importantes: disciplina, autocontrol, manejo del estrés, trabajo cooperativo, expresión oral, lectura y escritura.
“Yo me dedico a contratar en las empresas, quien me llega con solo habilidades duras o solamente blandas, no los contrato. Necesitamos desarrollar ambas habilidades. Jóvenes con concentración, manejo del tiempo y enfocados. Las personas creativas están desarrollando competencias y las pasivas no están desarrollando nada. Los primeros, luego de esta pandemia, van a lucir y los segundos van a desaparecer y sufrir”, concluyó.